sábado, 23 de octubre de 2010

Un pequeño mundo de manglar llamado Guayaquil que progresivamente va desapareciendo

Tras la muerte de Atahualpa en Cajamarca en 1534, los españoles emprendieron la conquista de lo que Juan de Velasco llamó “El Reino de Quito”.  Diego de Almagro llegó a las orillas de la laguna de Colta, en el antiguo poblado indígena de Riobamba y dispuso la fundación de la ciudad de Santiago de Quito (Santiago en los territorios de Quito, hoy Guayaquil), con la advertencia de que esta se podría mudar a otro lugar más propicio en el que se pudiera establecer de manera definitiva.
 “La ciudad fundada en 1534 en lo alto de la cordillera andina, a orillas de la laguna de Colta, luego de un largo peregrinar, por junio de 1547 quedó establecida definitivamente, en el lugar que hoy se encuentra” Así lo señala Dora León Borja y Ádám Szászd en Estudios sobre las Fundaciones de Guayaquil ubicado en el Archivo Histórico del Guayas.
Años más tarde la actividad industrial y comercial haría rendir excelentes beneficios a la Corona Española especialmente por la exportación de productos que se comercializaban a Sur América, Centro América y las Costas de Nueva España, estos eran: cacao, zarzaparrilla, jarcia y una gran variedad de maderas finas tales como roble, guachapelí, amarillo, palo negro, cañafístola, caña guadua y el mangle que según el organismo Internacional “REDMANGLAR”, que trabaja para la Defensa de los Ecosistemas Marino-Costeros y la Vida Comunitaria, señala en el capítulo correspondiente a nuestro país publicado en su página http://www.redmanglar.org/paginas/paises/dataecu.htm , que: El Ecuador continental contó con una extensión original de 362.802 hectáreas de manglar declaradas como bosque protector en el año 1987”.(ver mapa).
Mapa de Vegetación del Ecuador Continental
Fuente: Proyecto INEFAN / GEF - BIRF - Wildlife Conservation Society y EcoCiencia
Quito, Ecuador - 1999

De todas las maderas finas, el mangle brindaba propiedades de alta durabilidad y excelente resistencia con el paso del tiempo, es por eso que se imponía en la construcción de las casas guayaquileñas de la época de 1560, debido a la dificultad de conseguir materiales como piedra y adobe, el mangle era una excelente opción; para aquel entonces la única construcción que contenía estos materiales era el Hospital de Santa Catalina, llamado después San Juan de Dios.
El trabajo en maderas finas por parte de los guayaquileños se hizo notar a nivel de América y Europa, llegando a ser el mejor Astillero del Pacífico por elaborar naves de excelente acabado, y navegabilidad así como naves que en su momento estarían destinadas a fortalecer la armada española a través de la utilización del mangle en las quillas y sobrequillas de los barcos.
Pero más allá de ser los mejores astilleros del Pacífico, Guayaquil fue creciendo poco a poco y con ello sus habitantes que demandaban espacio para habitar y recrearse con sus familias; así comienza la historia de ganarle terreno a los esteros que rodean la ciudad y con ellos la tala “justificada” de los manglares.
La primera tala “justificada” que queda registrada en la historia se da en 1563 cuando el Procurador Andrés Contero, inició el relleno de un pequeño estero que entraba a la altura de donde hoy se encuentra el Museo de los Bomberos -bajos del cerro del Carmen-, para posteriormente hacer construir una pequeña calle –junto al río- que llegaría hasta el estero de Villamar –hoy calle Loja-. Hoy la doctora Jennie Ramírez Mella, Bióloga Marina y catedrática de la Universidad de Puerto Rico señala en un artículo de la página http://cremc.ponce.inter.edu/manglares/importancia.htm  que los manglares promueven la biodiversidad debido a que sus raíces sumergidas proveen hábitat y protección que actúan como criaderos para una rica fauna de peces, mariscos y mamíferos, generando un alto impacto ecológico y económico en la industria pesquera ya que aseguran la sustentabilidad. Adicionalmente a eso albergan y proveen áreas de hábitat a un número considerable de especies de aves residentes y migratorias, vulnerables o en peligro de extinción y protegen las costas contra la erosión y las marejadas, atrapando sedimento y hojarasca entre sus raíces que ayudan a rellenar y recobrar terreno por acción natural.


Fuente: Flora y Fauna del Estero Visolit - El Universo
Según la Dirección General de la Marina Mercante del Litoral – DIGMER, señala que: “La biota del manglar presente en la costa ecuatoriana está representada por 5 familias, 6 géneros y 7 especies de árboles: RHIZOPHORACEAE Rhizophora mangle y R. Harrisonii, VERBENACEAE Avicennia germinans, COMBRETACEAE Conocarpus erectus y Laguncularia racemosa, LEGUMINOSAE Mora oleífera y THEACEAE Pelliciera rhizophorae; 45 especies de aves; 15 especies de reptiles; 17 especies de crustáceos; 70 especies de moluscos; alrededor de 100 especies de peces; y, más de 17 especies de epifitas entre orquídeas y bromelias”.

Para el año de 1705 Guayaquil contaba con más de 6.000 ciudadanos y posteriormente se fueron dando más talas “justificadas” en nombre del desarrollo de la ciudad que en varias ocasiones vinieron acompañadas de asaltos por parte de los piratas y de voraces incendios que desaparecía en horas, años de desarrollo sin dejar de lado hectáreas de bosques de manglar.
Para graficar el desarrollo de la ciudad y la tala “justificada” de los manglares de Guayaquil, a lo largo del tiempo, tomamos el croquis de Paulus Minguet, que aparece en el “Compendio Histórico y Geográfico de la Provincia y Puerto de Guayaquil, publicado en Madrid en 1741 (Ver mapa).

Fuente: Historia de Guayaquil - Arq. Melvin Hoyos y Efrén Avilés - Guayaquil, 2008
En él podemos ver como la ciudad desde sus inicios tenía como parte de su entorno estos fabulosos bosques tropicales que muchas veces servían para enriquecer las aventuras y los juegos de nuestros padres y abuelos y en otras ocasiones para disfrutar de sus refrescantes y limpias aguas (ver foto).
 
Fuente: Archivo Histórico de Guayaquil - Biblioteca Municipal

Mientras generaciones pasadas disfrutaban de forma directa los beneficios de estos bosques tropicales que tienen límites dados por las temperaturas, existentes en dos zonas principales de distribución a nivel mundial y de las bondades  de diversos  tipos de manglares existentes en Guayaquil, repartidos en diferentes zonas; actuales generaciones aprendimos desde muy pequeños, casi por inercia que se debe cuidar el manglar para luego transmitir a nuestros hijos el mensaje de rescatarlo. Alejandro Bodero, Director del Grupo Majagual en su artículo “El Bosque de Manglar de Ecuador”, publicado en junio de 2005, señala otra característica importante de estos bosques y es que: “sirven para la educación e investigación científica debido a la biodiversidad que ellos generan, además de ser usados para recreaciones pasivas y actividades turísticas, sin embargo, conociendo todos estos beneficios el 75% de los mangles han sido destruidos y los que quedan están en peligro de desaparecer”.
¿Pero a qué se debe esta desaparición progresiva a lo largo del tiempo?, la Fundación Pedro Vicente Maldonado perteneciente a la Coordinadora Ecuatoriana de Organizaciones para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente - CEDENMA, sostiene que entre las causas principales para la masiva tala del manglar de Guayaquil (ciudad construida especialmente en el sector sur-oeste sobre el manglar) se encontraban intereses políticos, que en su afán de captar votos facilitaron las invasiones hacia el sur de la ciudad. Estos hechos que atentaron contra el ecosistema de estos bosques tropicales se produjeron con la tala de más de cuatro mil hectáreas de manglar, cuyas áreas fueron utilizadas especialmente para asentamientos de población en la década del 50, y en números pequeños para camaroneras.
En vista de la oposición de los industriales, a que la ciudad se extendía  hacia el norte, se volvió la mirada hacia el sur, conformándose de esta manera los Guasmos, Suburbios, Cristo del Consuelo, etc; asentamientos que han representado a lo largo del tiempo y en la actualidad  grandes gastos para sus moradores, Municipio y Estado, debido a que estos lugares pertenecían a los bosques de manglar y por lo tanto su suelo húmedo y fangoso, hacía necesario depósitos de  gran cantidad de material pétreo para su relleno.
Continuando con la tala “justificada” grandes zonas de manglar existentes fueron destruidas para dar paso en ese momento al crecimiento del suburbio oeste; a fines del 60 y comienzos del 70, se conformaron los Guasmos y a partir de los 80, empieza la expansión en la Isla Trinitaria; por lo que se puede asegurar que la mitad de la parte sur de la ciudad, está sobre manglares. Entre 3.000 y 4.000 has. de manglar han sido convertidas a ciudades y centros poblados en toda la costa. Cabe recalcar que otro hecho mayor de depredación de bosques de manglar se dio en lo que actualmente es Urdesa (ver foto).
Vista Panorámica de Urdesa Central
Fuente: Universidad Católica Santiago de Guayaquil - Facultad de Arquitectura y Diseño
Trabajo de Graduación "Evolución Histórica - Urbana - Arquitectónica Urdesa Central 1955 - 1980
Yelitza Naranjo Ramos - Gilda San Andrés Lascano

A lo largo de todo este proceso de desarrollo no existía ninguna ley que proteja al manglar ni condene la tala del mismo. Hasta que en 1974 la Ley de pesca y desarrollo pesquero mediante decreto 178, registro oficial 497 de 19-02-1974, prohíbe “destruir o alterar manglares e instalar viveros o piscinas en zonas declaras como reserva natural de manglares”, así mismo el código de policía marítima que mediante decreto 945 del registro oficial, 643 del 24-06-1974, señala que: “Nadie podrá ocupar permanente o temporalmente zonas de playas o bahías sin autorización del Ministerio de defensa a través de la respectiva capitanía de puerto”, sin embargo estas disposiciones no se cumplieron ni hubieron sanciones respectivas contra quienes no cumplieron con la misma y hasta ahora nadie dice el por qué?
La legislación y normativa para el manejo sustentable de los manglares del país a partir de inicios de la década de los 80´s, dio un giro de protección cuando involucra a los usuarios del manglar a tomar medidas para su manejo y a los camaroneros a “vigilar y cuidar las áreas de manglares y zonas agrícolas colindantes y denunciar a las autoridades competentes los hechos atentatorios contra tales zonas”, Así lo declara el Reglamento para la Cría y Cultivo de Especies Bioacuáticas de 1985. Sin embargo la demanda de espacios por parte de los ciudadanos y la creciente industria camaronera seguían ganando terreno.
Según el apunte de economía número 29 del análisis del sector camaronero elaborado por Francisco Marriot García, publicado en Junio del 2003 señala que “A finales de la década del 60 se dio inicio a la industria camaronera en el Ecuador, y con ella nació una de las industrias de mayor crecimiento y tecnificación en nuestro país. La misma ha evolucionado a través de más de tres décadas”.

Entre los factores positivos que han ayudado al desarrollo de la actividad camaronera podemos mencionar las ventajas climáticas que posee el país, que permite tener hasta 3 ciclos de cosecha por año, en comparación con otros grandes productores a nivel mundial como Tailandia (2 ciclos por año) y China (1 ciclo por año). El clima permite además un mayor desarrollo de los crustáceos, resistencia a enfermedades y una mejor calidad en cuanto a textura y sabor del mismo.

Tal es así, que para finales del 2000 existían un total de 152.523 Há concesionadas para  la crianza de camarón, y 2.036 cultivadores, entre tierras altas y de playa, como lo vemos en la siguiente tabla:


Criaderos de camarón
Hectáreas concedidas y cultivadores

Año
TOTALES
ESMERALDAS
MANABI
GUAYAS
EL ORO
Cultivadores
Has.
Cultivadores
Has.
Cultivadores
Has.
Cultivadores
Has.
Cultivadores
Has.
1976
6
439
0
0
1
20
2
300
3
119
1980
156
14707
1
50
28
1772
104
10994
23
1941
1985
940
93222
32
2241
112
5413
581
71020
215
14548
1990
1780
128071
136
4363
347
10716
877
90010
420
22982
1995
1994
139710
170
6846
404
12089
972
96587
448
24188
2000
2036
152523
180
9949
409
12459
998
105482
449
24633
uente: Subsecretaría de Recursos Pesqueros.


Según datos de la Subsecretaría de Recursos Pesqueros, en la actualidad existen aproximadamente 2400 camaroneras sobre 178.000 ha destinadas a la producción de camarón, de la cuales un 68% corresponde a camaroneras entre 0 y 50 ha, 15% a camaroneras entre 50 y 250 ha, 12% entre 250 y 500 ha, y un 5% con camaroneras de 500 ha o más. Además Ecuador posee 400 laboratorios de camarón, 36 empacadoras y 30 plantas industriales productoras de alimentos balanceados.Cabe recordar que la industria camaronera ha aportado importantes efectos positivos como la riqueza y empleos generados, sin embargo existen otros efectos negativos como saldo de la rápida y a veces descontrolada expansión de esta actividad.

Inicialmente se pensó en la cría de camarones en piscinas como una posible solución al problema causado por la pesca de camarón silvestre, en la que se pasan redes que se arrastraban por el lecho marino para obtener la mayor cantidad de crustáceos posible, pero “los efectos de la utilización de piscinas camaroneras han resultado tanto o más nocivas para el medio ambiente que la pesca silvestre”. (Francisco Marriot García.-  Apunte de Economía N° 29, ANÁLISIS DEL SECTOR CAMARONERO, p 39, Dirección General de Estudios, Junio 2003).

El mismo estudio señala que los impactos potenciales al medio ambiente pueden darse en dos fases: durante la ubicación, diseño y construcción de las piscinas, y durante la operación de las piscinas sin embargo enfatiza que: “El impacto ambiental más dañino es la ubicación de las piscinas en ecosistemas frágiles”. Como se mencionó anteriormente, las tierras de manglar son las más propicias para el cultivo de camarón, y mientras más extensivo es el método de cultivo, más terreno se necesita, lo que ocasiona una mayor transformación del hábitat. Se estima que la actividad camaronera es la responsable del 25 por ciento de la tala del manglar desde 1960, y que hasta 1996 se habían talado 765.500 ha de manglares en el mundo (de las cuales 639.000 sólo en Asia). En el caso ecuatoriano, desde 1969 a 1995 el área de manglar pasó de 203.625 ha a 149.570 ha, una reducción del 27% del total del área existente en 1969, y cuya principal causa ha sido la actividad camaronera.

Existen análisis que cuestionan la rentabilidad de la eliminación de un manglar para crear una piscina camaronera, pues las funciones que el manglar cumple como ecosistema son mucho más valiosas que lo que se obtiene por las cosechas de camarón.

A continuación se presenta la matriz de bienes y servicios (reproducida de Tobey et al, 1998) en que se observan los beneficios adicionales que provee un manglar y que no siempre son tomados en cuenta en análisis económicos.

Matriz de Bienes y Servicios del Manglar
Localización de Bienes y Servicios

In Situ
Ex Situ
Del Mercado
Usualmente incluido en el análisis económico, e.g., pilotes, carbón, trozos de madera, cangrejos

Puede ser incluido en el análisis económico, e.g., pescados o mariscos capturados en aguas adyacentes

No del Mercado
Raramente incluido en los análisis conómicos, e.g., usos medicinales, combustible doméstico, criadero de  peces juveniles, atributos de la biodiversidad, educación, investigación

Usualmente ignorados, e.g., flujo de  nutrientes al estuario, amortiguación en daños de tormentas.

Fuente: Tobey, et al. (1998)

Otros impactos importantes son los producidos por el bombeo de agua, la contaminación del agua y la introducción de especies nuevas a ecosistemas frágiles. El bombeo de agua puede causar intrusión de agua salada a recursos acuíferos de agua dulce, salinización de suelos de cultivo y hundimiento de suelos (causado por bombeo de aguas subterráneas). El agua proveniente de camaroneras y que es vertida en los estuarios puede contener tres tipos principales de contaminantes: nutrientes (utilizados para acelerar y aumentar el crecimiento del camarón), drogas y antibióticos (utilizados para generar mayor resistencia en el crustáceo), y químicos.

Las especies introducidas frecuentemente compiten con las nativas eliminándolas o fecundando con ellas. Esto genera una pérdida potencial de biodiversidad genética que afecta el normal desarrollo del ecosistema. En la Tabla a continuación se reproduce un resumen de los posibles efectos que la actividad camaronera puede tener en los ecosistemas en que se asientan las piscinas, según Tobey, et al. (1998).


VISIÓN GLOBAL DE LOS POTENCIALES IMPACTOS AMBIENTALES DE LA CONSTRUCCIÓN Y OPERACIÓN DE CAMARONERAS
Actividad

Impacto Potencial

Resultados Potenciales

Construcción de piscinas, canales y carreteras de acceso.
Dragados y deposición de materiales de Dragado.












Extracción de agua subterránea para llenar piscinas.



Toma de agua estuarina.






Descarga de efluentes de piscinas










Sobrepesca de post-larvas y hembras ovadas
del camarón.





Introducción de especies exóticas.





Dispersión de enfermedades virales y bacterianas mediante el movimiento de Pl


Destrucción o degradación de ecosistemas costeros acuáticos (humedales, pantanos de aguas salobres, manglares y bancos de lodo)
Alteración del flujo estuarino de la hidrología local











Intrusión de agua salina y salinización de los acuíferos



Extracción de larvas y juveniles de peces y mariscos





Eutroficación de aguas adyacentes por materia orgánica y fertilizantes inorgánicos en las piscinas
Contaminación química de las aguas costeras por uso de drogas/antibióticos; químicos para control de pestes, promoción de crecimiento y desinfección




Declinación de las poblaciones de camarón silvestre a lo largo de la costa
Captura incidental




Proliferación de patógenos, predadores y parásitos, con las especies no endémicas en el medio ambiente costero



Introducción de enfermedades a las camaroneras existentes y a los ecosistemas locales
Pérdida de la productividad de la acuicultura


Pérdida del hábitat, y reducción de la productividad y elasticidad del ecosistema
Pérdida del “stock” de camarón silvestre, aves acuáticas y otros organismos estuarino- dependientes
Desertificación del área local
Pérdida de reciclaje de nutrientes
Alteración del microclima
Aumento de erosión y sedimentación del suelo
Incremento de erosión de playas
Incremento de riesgos naturales (inundaciones, erosión)
Salinización del agua subterránea por intrusión o precolación


Degradación del agua de suministro para agricultura y consumo humano
Hundimiento de tierra


Menores capturas para subsistencia de pescadores y grupos de usuarios costeros
Pérdida en la existencia de semillas para los camaroneros
Reducción de “stock” en las pesquerías



Enfermedades en la vida silvestre y mortalidad en los sistemas acuáticos adyacentes
Cambios en la biota béntica y diversidad de especies
Reducción de productividad en la camaroneras cercanas, por agua contaminada
Efectos en la salud humana
Proliferación de patógenos antibiótico-resistentes

Bajas capturas para los pescadores y grupos de usuarios costeros
Pérdida del “stock” de semillas para los  amaroneros
“Stocks” pesqueros reducidos


Pérdida en la productividad de la acuacultura del camarón
Pérdida de vida acuática o cambios en la composición o diversidad de especies


Pérdida de vida acuática o cambios en la composición o diversidad de especies
Fuente: Clay 1996
Para el año 1999, según datos comparativos, con el Estudio Multitemporal de Manglares, Camaroneras y Salinas, realizado por el Centro de Levantamientos Integrados por Sensores Remotos (CLIRSEN) se registra una cobertura total de manglares y salinas (ecosistema manglar) de 154.087.31 ha.
Comparada esta extensión con la original, existe una pérdida del 57.53 % del ecosistema de manglar; datos que aún son conservadores en relación con lo que se puede evidenciar en los recorridos por los estuarios de la costa ecuatoriana y las fotografías aéreas realizadas por organizaciones locales y ambientalistas.
En Guayas a pesar de que la tala es mayor, aún no se ha roto el equilibrio ecológico, gracias a que es la provincia con mayor cantidad de manglar, aunque si se está experimentando la contaminación de las aguas de los estuarios y Golfo de Guayaquil.
Más allá de rescatar los manglares lo que debemos preguntarnos es: ¿Qué aprendimos de ellos a lo largo de nuestra formación? ¿Cómo fue nuestra interacción con los mismos para luego concienciar a las actuales y futuras generaciones? ¿Qué hacemos actualmente para recuperar estos bosques tropicales que son parte fundamental de la vida del Guayaquileño?
En algún momento y sin darnos cuenta, el desarrollo hizo que olvidemos la importancia de los manglares y no nos preguntamos: ¿por qué estamos rodeados de bosque tropical y para qué nos puede ser útil este recurso que se extiende por miles de kilómetros a través del perfil costero?
Elaborado por: Ing. Pablo Miño y  Lcdo. Carlos Samaniego

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